sábado, 13 de octubre de 2007

Una plancha de un hermano que me parecio excelente

Las Virtudes Masónicas en Tiempo de Guerra


Introducción:

Nuestro Ritual de Iniciación exhorta al candidato a renacer en otro mundo, en el cual impera la virtud y se practica la fraternidad. Textualmente reza: “El que penetre aquí ha de combatir sin tregua el error, el egoísmo y el vicio; el mal en todas sus formas; todo lo que oscurece la inteligencia, pervierte el sentimiento y esclaviza la voluntad; tendrá que luchar consigo mismo, dominar las pasiones, desechar todo móvil interesado y dedicarse para siempre a la práctica del bien.”

Solemnes palabras, algo genéricas, pero adecuadas para la ocasión, pues la ceremonia es un ámbito de acercamiento a la Orden, en donde el candidato recibe una andanada de conceptos y principios, que, para ser eficaces, tanto en lo sustantivo, cuanto en lo impactante, deben apuntar a lo universal, y no caer en la casuística.-

Más adelante, sin embargo, algunas líneas de pensamiento y acción se van perfilando, veamos:

Cumplido el primer viaje el V.M. dice: “Este viaje significa el conjunto de las pasiones humanas, guerras, traiciones y desgracias que alteran la paz de los hombres, y las terribles luchas que se ven precisadas a sostener la virtud contra el vicio, la sinceridad contra la perfidia, la libertad contra la tiranía. En esta lucha enérgica, para dominar las malas pasiones, es preciso vencer grandes resistencias con sin igual constancia”

Aquí se van delineando algunas situaciones particulares o pruebas de vida que el hombre debe superar. Circunstancias extremas que ponen a prueba el equilibrio del individuo y su razón, porque muchas veces resultan paradójicas o díficiles de analizar y explicar.-

Una de ellas es la guerra, recurso último a que el hombre ha recurrido muchas veces para lograr su libertad, la felicidad de su familia y la paz de su pueblo.-

En este sentido debemos recordar que la Orden se ha declarado enemiga de la guerra, a la que considera un crimen. Cuando exige a sus adeptos el compromiso de derramar su sangre en beneficio de sus hermanos, lo hace en cuanto sacrificio y nunca como ofensa hacia otros semejantes.-

Sin embargo muchos HH, en todos los tiempos, abrazaron la carrera de las armas. O sea, dedicaron su vida a prepararse para la guerra, y muchos de ellos participaron de ese brutal destino. Cuántas veces en una cena con profanos, después de efectuada una declaración de repudio a la lucha armada, recibimos de algún invitado la lógica y dura pregunta sobre la cuestión.-

Recuerdo personalmente una, a la que habían asistido jóvenes impetuosos:”¿Y por qué entonces, si la guerra es un crimen, recordáis a San Martín, como ejemplo de vida masónica?”, preguntaron decididos. Soy conciente que la respuesta no les satisfizo. Quizás a mi tampoco me resultó adecuada a la ocasión y a la altura de las circunstancias.-


Un hallazgo bibliográfico

Hace un año atrás, aproximadamente, llegó a mis manos a través de esas politemáticas librerías de la calle Corrientes, un libro editado en 1940, cuyo autor resultaba ser el Ex embajador en el Perú Eduardo L. Colombres Mármol y que lleva por título: “SAN MARTÍN Y BOLÍVAR en la Entrevista de Guayaquil – A la luz de nuevos documentos definitivos”; el tema era de por sí atrapante y el precio irrisorio, lo que decidió de inmediato la compra, aunque su lectura se demoraría un tiempo.-

La obra intenta explicar lo sucedido en esa misteriosa reunión de Guayaquiel entre ambos Libertadores y también desmentir las ansias sanmartinianas por restablecer una monarquía en América. Para ello, acude al auxilio de documentos inéditos del Gran Capitán, que incluyen cartas manuscritas del héroe.-

Una de ellas es una nota fechada en Lima el 14 de julio de 1822, dirigida al Virrey La Serna, titular del todavía existente poder hispano en Sudamérica y contiene una propuesta de finalización de la guerra, invitando al mandatario español a deponer las armas definitivamente.-

El comienzo de la misiva muestra el sutil arte de la estrategia, llevada a cabo por la pluma y no por la espada. Allí San Martín destaca la superioridad del ejército criollo frente al peninsular; el aislamiento de las tropas godas a partir de la victoria de Pichincha y las noticias llegadas de la Península, que dan cuenta de una decisión del Poder Legislativo español, manifestando “que de doce años a esta parte ha visto correr inútilmente en América ríos de sangre española mezclada con la nuestra, y ha sufrido los grandes quebrantos en sus relaciones comerciales...”

Hasta aquí todo parece reducirse a un movimiento de piezas en el tablero de ajedrez, orientado a vencer resistencias apelando a la razonabilidad del oponente, por efecto de las ventajas objetivas de la cuestión. Todo podría reducrise a un “ríndete, de lo contrario te aplastaré”.-

Pero en el párrafo siguiente San Martín desarrolla un estilo más personal e íntimo, similar al que utilizamos en nuestras tenidas, extendiendo su propuesta de paz y mencionando expresamente su próximo alejamiento de la Administración del Perú . Y dice:

“Reflexionando sobre nuestra situación recíproca, yo seguiría sin trepidar la línea de conducta que hasta aquí, si no creyese que los hombres tienen derecho a que se economice su sangre y que son responsables los que no emplean los arbitrios de la prudencia para evitar su efusión”.-

Y más adelante agrega: “Pero antes quiero dejar marcado el último período de ella con una nueva prueba de mis ardientes votos por la paz y por la cesación de las calamidades públicas....V.E. está autorizado para ahorrar desastres infructuosos y consultar el decoro de las armas de su nación; y me atrevo a esperar, que en el fondo de sus sentimientos aprobará los míos. Yo pido la paz en las circunstancias más favorables para hacer la guerra; si ellas fueran contrarias, no correría el riesgo de que mi celo se confundiese con la debilidad. Uniformando V.E. sus deseos con los míos, nadie creerá que el valor español ha sucumbido; en todas partes los bravos hacen la guerra para obtener la paz,...” “Señor General. V.E. y yo, estamos en aptitud de dar un día de consuelo a la humanidad; de satisfacción a la España, y de gloria a la América. La guerra no puede añadir a nuestra fama un esplendor igual al que va a merecer, si promovemos la reconciliación de los Pueblos que separados por la naturaleza, y por el sentimiento de las injurias que han sufrido, no pueden volverse a unir sino haciendo justicia uno a otro, y empeñando sus propios intereses para conservar esta unión”.-

A continuación, nuestro ilustre hermano desgrana sus proposiciones de paz en 14 artículos, en los que incluye normas para acuerdos comerciales, respeto por la propiedad de unos y otros, ya sea en el Perú cuanto en España; la estabilidad de los empleos públicos con el paso del viejo régimen al nuevo, la continuidad de los hombres de armas, que pasarían a servir al nuevo Gobierno criollo; mientras que aquellos que desearen regresar a España, lo harían por cuenta y orden del Perú, que adquiriría, en este caso, sus armas y equipos; y el reconocimiento y compromiso de pago de la deuda pública del Perú a España, en condiciones favorables para ambas partes.-

Esta resumida descripción habla de por sí, de la elevada figura del proponente, de su aguzado sentido de justicia, tolerancia y prudencia para fundar la paz sobre bases firmes.-

Sin embargo, la lectura de la 11ª propuesta, nos marca la verdadera estatura de ese espíritu guerrero, dispuesto siempre a sacrificar hasta la última gota de su sangre en pos del objetivo trascendente.-

“Habrá una anmistía general por las opiniones o hechos contrarios a los intereses de ambas partes, y nadie podrá ser perseguido ni molestado por causas anteriores”

En este punto, el prócer no ponía su mirada en la relación de los pueblos, sino en la comunión de los hombres. Una sociedad no podía nacer y desarrollarse sobre la base del odio y el rencor. Los individuos, para convivir deben poder perdonarse los unos a los otros y mirar al futuro sin el lastre de las pasiones malsanas que nacen de la intolerancia.-
Aún en estos días, nuestra comunidad se arrastra por el camino de la desunión. Aquellos que deciden sobre la suerte de los pueblos no emplean el arbitrio de la prudencia, como quería San Martín, por el contrario ahondan las divisiones y reabren heridas que lenta y trabajosament iban cicatrizando.-


Nuestra Hora

No es nuestra intención caer en la defensa de actos del pasado. Tampoco en propugnar la inexistencia de la Justicia.-

Pero los actos del pasado, en el pasado están y nada ni nadie podrá conmoverlos. Sus causas y motivaciones pertenecen a otros escenarios, en muchos casos a otros individuos que ya no están y la sociedad debe asimilarlos a su historia, como páginas luctuosas que engendren lecciones para el futuro. Lecciones que hablen de tolerancia, reflexión y la decisión inclaudicable de que nada de eso puede repetirse.-

Cuando los hombres se matan entre sí, hay que extinguir las causas del fratricidio y no a los individuos. El Fanatismo se combate con la Tolerancia, la Ignorancia con el Conocimiento, el Adoctrinamiento Feroz con el Libre Pensamiento, la Ambición con la Solidaridad.-

Los hombres de cada época deben cumplir su mandato histórico, escribiendo nuevas páginas, no recreando las amarillentas hojas de un pasado perdido.-

A los ciudadanos debe exigírseles un compromiso con la sociedad actual, única forma de avanzar hacia el futuro sin detener la flecha de la historia que es a la vez, testigo y relatora de los hechos de la humanidad. Su lectura nos permitirá apreciar las grandezas, para imitarlas y desechar las miserias, para evitar tropezar con ese obstáculo por segunda vez.-

Pero la historia debe escribirse de acuerdo a las características de la sociedad de cada época. No podemos vivir las existencias, ni las vivencias, ni las experiencias de los que fueron. Eso sería traicionar a nuestra propia época y nos convertíriamos en meros y desprolijos imitadores de otros que sufrieron y se comprometieron con aquello que consideraron su ideal, acertada o erróneamente.-

Moraleja

Ortega y Gasset en su Rebelión de las Masas, decía que el hombre es el único animal con historia, por ello el hombre actual es esencialmente diferente a cualquier otro de tiempos anteriores, mientras que el tigre actual es igual al primer tigre que campeara por la tierra.-

César Cantú, por su parte, al hablar sobre la función social de la historia, concebía idéntica idea, al decir que el hombre adquiere el conocimiento de su propia experiencia y de los libros de historia; ambas fuentes incompletas, pero complementarias entre sí, porque la Historia no puede ser una simple sucesión de hechos, sino el estudio de las conductas de aquellos que nos precedieron y de las consecuencias de sus acciones.-

Para luego sentenciar: “Si observa después que cada edad se ríe de la edad que la antecede o se compadece de ella, que toda escuela moteja a su antagonista, que cada sistema pretende ser el único dueño absoluto de la verdad, que unos mismos hechos son pagados aquí con lauros, allá con suplicios,... su alma se inclina entonces a la tolerancia...” y “...se desterrará la triste costumbre de hojear las páginas sin meditarlas, de buscar lo brillante y lo agradable con preferencia a lo que es bueno y útil, y desaparecerá esa nulidad mental que acepta sin examen, critica o elogia, según ha oído criticar o elogiar, y tiene aversión a todo trabajo y repugnancia a todo lo que lleva el sello de la verdad y de la franqueza”.- “este sublime cultivo del bien, de la belleza, de la verdad, ...varía el modo según las épocas y las opiniones. En un principio la Historia no se escribe, se hace”.-

Nuestro H. José de San Martín nos ha brindado, a través de aquella carta una gran lección de Historia y Política. Una gran lección Masónica que nos enseña que aún en los momentos decisivos, las virtudes aprendidas el día de nuestra iniciación deben marcarnos el camino. Que la Prudencia, la Tolerancia, la Solidaridad y la Fraternidad, que nos permiten abrazar a nuestro enemigo bajo la bóveda del Templo, deben acompañarnos en cada instante de nuestra vida.-

Dependerá de nosotros leer en las piedras grabadas del pasado los mensajes que más convengan a la felicidad de los pueblos.-


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